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El Dr. Díaz García es un director polifacético cuya visión de integrar los clásicos con el nuevo trabajo creativo resalta
La inclusividad con la que todas las épocas y géneros han
Siempre nos habló.
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Una entrevista sobre música, vida, filosofía...

Comencé mi trayectoria como director hace años en Barcelona y Múnich, estudiando la fenomenología y su relación con el fraseo y la estructura musical. Este estudio me permitió comprender mejor la experiencia del fraseo y el uso del tempo como herramientas para hacer surgir la estructura de una obra musical.

Unos años después de comenzar mis estudios de dirección, dejé mi puesto como profesor de oboe en España y me trasladé a los Estados Unidos. En los siguientes 10 años continué explorando las herramientas expresivas del cuerpo para transmitir ideas musicales y comunicarse con la orquesta. Mi investigación doctoral se centró en la percepción de la polifonía (análisis de la escena auditiva) y en la función del tiempo en la música, dos temas que me han fascinado especialmente y me han acompañado a lo largo de mi vida musical. He dirigido orquestas profesionales, he enseñado dirección a nivel universitario y he sido entrenador de varios grupos de cámara.

Creo en un enfoque holístico de la creación musical que nos permita conectarnos con nuestro cuerpo y con el sonido para transmitir interpretaciones potentes. Creamos música expresiva sintiendo la expresividad dentro de nosotros y en nuestro cuerpo. Antes de comunicarnos con los demás, debemos sentir profundamente en nuestro interior lo que queremos comunicar, para poder conectar con los demás desde dentro de una manera auténtica.

Hacer música es, en muchos sentidos, como meditar. Necesitamos crear el espacio y el silencio dentro de nosotros para permitir que la música fluya y conectarnos primero con nosotros mismos. Para hacer música necesitamos convertirnos en mejores oyentes. Al escuchar mejor nos convertimos en mejores músicos y también en mejores colegas para quienes nos rodean. Para tocar en un conjunto necesitamos desarrollar una conexión con los demás, con el sonido y con nuestro cuerpo.

Como director, creo que tocar en una orquesta debería ser similar a tocar música de cámara: los músicos también se conectan entre sí y se escuchan entre sí. La comunicación tiene que darse en todas las direcciones. No sólo del director a los músicos, sino también entre los músicos; el director responde a lo que los músicos ofrecen.

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